Calle Jefferson
- Pat Santalices Torres
- Feb 11, 2023
- 2 min read

Hay algo que nos conecta. Independientemente de las posibilidades de su nombre o la naturaleza de ese sentimiento, hay algo que nos hace estar en este punto constante de conexión humana. A su vez, es una conexión que suele desvanecer en su apariencia; a pesar de todo el reconocimiento que se le conceda, aquella unión que nos devuelve al mismo punto es una que cada vez es ignorada en mayor grado tras el insufrible estado de ajetreo que compone nuestras vidas capitalistas. Y aunque está ahí, ya nadie decide suavizarla de tal manera que se expanda por todos los escondites que aún la luz no atraviesa.
En las pasadas semanas, y dándole algún ejemplo a aquello sobre el ajetreo, hemos tenido el chance de grabar un total de tres entrevistas que, sin ser editadas, fluctúan entre cuarenta minutos a una hora en base a los temas tocados. La calidez en la voz de Lester, la devoción de Israel para servirnos aquel flan, la emoción de Mary al encontrar un par de jóvenes buscando su voz, cada experiencia tuvo su particularidad emotiva que, de alguna manera, sirvió de estímulo. Escuchar estas historias, más que nada, fue volver a aquella unión que siento desvanecida. Lester, Israel y Mary me hicieron partícipe de una narración de la cual no formo parte activa, pero con tan solo escucharla me involucro en el trayecto de esta historia. Tal vez por su asiduo comportamiento comunitario, estas tres personas me brindaron un espacio donde la palabra hogar no es una arbitrariedad de cinco letras, sino un espacio imaginario que en un juego de miradas cómplices que se permiten amenazar al sistema de la individualidad se gesta. Hogar, comunidad y comunión regresaron a mi vocablo tras estas entrevistas.
Titulo esta entrada Calle Jefferson porque su asfalto antiguo no contiene el sentido comunitario que formó a estas personas. Escuchando sus historias y crecimientos pude comprender como esta Calle fue el punto de la unión que hoy no se asoma en ningún lugar de la Isla, fue el punto centro donde la comunión se practicaba ya fuese entrando al cine o paseando hacia la playa. Es extraño imaginar una calle, que hoy los turistas caminan con gríngolas sin el menor conocimiento de los pies que transitaron sus aceras hace cincuenta años atrás, como un punto de encuentro tan esencial, pero Mary Irma me explicó por qué… a mi comunidad le falta comunidad. Y, al igual que tantas razones, por eso estoy aquí. Esto es una apuesta contra un sistema capitalista/homofóbico/racista/cishetero, una apuesta contra un sistema que me niega la familia, una apuesta contra un sistema que me priva de paz. Esto es una apuesta a otro mundo.
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